La cultura deltana se escribe con M de
Machelo Marín
Por: Eduardo
Patriz
No hay ser humano
en Tucupita que no haya escuchado en algún momento de su vida el nombre de
Machelo Marín. Y si alguna persona de
otra ciudad llega y pregunta por él, no habrá nadie que no sepa darle
referencias. Porque nombrar a Machelo es
como pronunciar algunas de las sílabas de la ciudad capital, es parte de ella,
e incluso, se puede decir que es una de sus puertas de entrada ya que su
residencia está en la misma calle por donde se entra a la Sultana del Manamo,
como también se conoce a la capital deltana.
Sus primeros diez años de vida se
desarrollaron entre Monagas, Tucupita y Margarita, pero desde entonces fue
asentando sus raíces en esta tierra a la que hizo suya con sus versos, su
talento, su arte… Tucupita es la mujer amada que Jacinto Diomedes ha pasado la
vida conquistando con sus canciones y su obra entera dedicada al arte local.
Él siempre habla de los buenos tiempos de
Tucupita cuando la movida cultural era abundante, él es un medio para conocer
nuestra historia y nuestro quehacer. Los mejores locales de entretenimiento
contaron con la bendición de su voz, el Aerobar, El Tucán, El Centro Cultural
Deltano, los clubes de jóvenes que fueron famosos durante tanto tiempo, todo lo
que el tiene para contar y que hoy en día cuesta creer.
Cuando La Billos y Los Melódicos eran
asiduos visitantes de esta tierra del agua, de cuando existían tres líneas
aéreas comerciales, de cuando Machelo no se daba abasto para tanta actividad
musical y artística, y grandes artistas como Lila Morillo se deleitaban con el
público local.
Tucupita también tuvo tiempos de gloria en
los 60, 70 y 80, y Machelo Marín ha sido testigo inquebrantable de todo el
devenir deltano. Fundador de El Show del
Recuerdo, una de las instituciones artísticas más importantes hoy en día del
estado, compositor de los temas tradicionales más reconocidos en la localidad y
fuera de ella.
Y es que a Machelo le debemos mucha de la
cultura, el que fue profesor de música en el colegio de las monjas, el
Colegio Sagrada Familia, quien educó a
tantos profesores y músicos de hoy en día. Cuando pensamos en él, vale la pena
la típica pregunta ¿Qué sería de nosotros sin Machelo Marín? Sin las reuniones
musicales en su casa, sin sus recitales a la Virgen del Valle, sin su música,
su voz, sin su sentir y sin las polémicas creadas en torno a él.
El Tamborin, La Loca Agustina, Peceta, El
Golfo es Nuestro, Se que voy a Morir, son algunos de los temas musicales que lo
hacen un hombre inmortal, porque nos deja un legado cultural con sus
enseñanzas, con sus composiciones, sus pinturas y hasta con las esculturas que
por diversión ha ido creando y acopiando con humildad en su casa, en torno a
las cuales se han reunido grandes músicos para compartir la pasión por la
cultura criolla, autóctona del Delta.
Los premios, incontables. Hasta es patrimonio cultural viviente del
estado, quien a la vez admira a Chencho Gómez, Pedro Barreto, Tony Tong, Alirio
Palacios y a quien ocupa el centro de su veneración Fedora Alemán. En definitiva que Machelo Marín es una
enciclopedia andante, un cielo de conocimientos, una caja de buenas sorpresas,
un ícono viviente, una canción ambulante, una voz y un sentir palpable que aun
desborda amor por esta tierra apartada pero abundante en arte y quehacer.
Una madre fértil de sueños y esperanzas en
un renacer cultural que supere a los mejores tiempos y que recoja los frutos de
quienes, como Machelo Marín, han sembrado vida en la cultura deltana, donde él
permanecerá por siempre, a la orden de quien lo busque en los linderos de
Tucupita.
4 comentarios:
esto me pude servir de mucho gracias
historia historia
Machelo Marin, un señor muy dedicado en sus cosas culturales..bella persona..se le quiere mucho.. :)
cuando nació machelo marin alguien de buen corazón que me lo diga
Publicar un comentario