Belleza Deltana



De la Diosa Kaya a nuestros hermosos rostros cotidianos
Lcda. Fátima Rivas 
Fotos: Freiser León
  

Si algo caracteriza a la región deltaica, es la exuberancia de sus mujeres y lo integral de sus cualidades, que van desde inteligencia, sutileza, mística, humildad, elegancia, soltura y la mejor representación de la belleza regional.

Aunque lo más importante, es la belleza que anida dentro de ellas, la cual permanece inalterable con el paso de los años, y suele acrecentarse a medida que van ganando en experiencia y en amor a su lugar de origen.

     Un ejemplo de esto son nuestras miles de hermosas deltanas, que con humildad y belleza interior han sabido ganar terreno a nivel nacional e internacional, dejando bien en alto a Delta Amacuro en cualquiera de las metas que el destino les proponga o ellas mismas se planteen, porque si algo tiene la mujer oriunda de nuestra región es que es del tamaño de los retos que se le presentan.

     Es por esto que la belleza de las deltanas no se limita a lo físico, es una belleza que las hace únicas, porque aporta la seguridad y la convicción necesarias, demostrando en el día a día que puedes salir adelante siempre y cuando creas en ti misma sin ponerte límites.

   Los principales valores que promueven las mujeres
       deltanas son:

uPureza: más que sólo modestia

uAutenticidad: modelos reales, son modelos de vida

uGenerosidad: en mente y corazón con tiempo y talento

uConfianza: con los pies en la tierra

uEstilo: divertida, fresca y a la moda

uGracia: ¡el toque final!

Machelo Marín









La cultura deltana se escribe con M de 
Machelo Marín
Por: Eduardo Patriz
 

No hay ser humano en Tucupita que no haya escuchado en algún momento de su vida el nombre de Machelo Marín.  Y si alguna persona de otra ciudad llega y pregunta por él, no habrá nadie que no sepa darle referencias.  Porque nombrar a Machelo es como pronunciar algunas de las sílabas de la ciudad capital, es parte de ella, e incluso, se puede decir que es una de sus puertas de entrada ya que su residencia está en la misma calle por donde se entra a la Sultana del Manamo, como también se conoce a la capital deltana.

     Sus primeros diez años de vida se desarrollaron entre Monagas, Tucupita y Margarita, pero desde entonces fue asentando sus raíces en esta tierra a la que hizo suya con sus versos, su talento, su arte… Tucupita es la mujer amada que Jacinto Diomedes ha pasado la vida conquistando con sus canciones y su obra entera dedicada al arte local.

     Él siempre habla de los buenos tiempos de Tucupita cuando la movida cultural era abundante, él es un medio para conocer nuestra historia y nuestro quehacer. Los mejores locales de entretenimiento contaron con la bendición de su voz, el Aerobar, El Tucán, El Centro Cultural Deltano, los clubes de jóvenes que fueron famosos durante tanto tiempo, todo lo que el tiene para contar y que hoy en día cuesta creer.

     Cuando La Billos y Los Melódicos eran asiduos visitantes de esta tierra del agua, de cuando existían tres líneas aéreas comerciales, de cuando Machelo no se daba abasto para tanta actividad musical y artística, y grandes artistas como Lila Morillo se deleitaban con el público local.

     Tucupita también tuvo tiempos de gloria en los 60, 70 y 80, y Machelo Marín ha sido testigo inquebrantable de todo el devenir deltano.  Fundador de El Show del Recuerdo, una de las instituciones artísticas más importantes hoy en día del estado, compositor de los temas tradicionales más reconocidos en la localidad y fuera de ella.

     Y es que a Machelo le debemos mucha de la cultura, el que fue profesor de música en el colegio de las monjas, el Colegio  Sagrada Familia, quien educó a tantos profesores y músicos de hoy en día. Cuando pensamos en él, vale la pena la típica pregunta ¿Qué sería de nosotros sin Machelo Marín? Sin las reuniones musicales en su casa, sin sus recitales a la Virgen del Valle, sin su música, su voz, sin su sentir y sin las polémicas creadas  en torno a él.

     El Tamborin, La Loca Agustina, Peceta, El Golfo es Nuestro, Se que voy a Morir, son algunos de los temas musicales que lo hacen un hombre inmortal, porque nos deja un legado cultural con sus enseñanzas, con sus composiciones, sus pinturas y hasta con las esculturas que por diversión ha ido creando y acopiando con humildad en su casa, en torno a las cuales se han reunido grandes músicos para compartir la pasión por la cultura criolla, autóctona del Delta.

     Los premios, incontables.  Hasta es patrimonio cultural viviente del estado, quien a la vez admira a Chencho Gómez, Pedro Barreto, Tony Tong, Alirio Palacios y a quien ocupa el centro de su veneración Fedora Alemán.  En definitiva que Machelo Marín es una enciclopedia andante, un cielo de conocimientos, una caja de buenas sorpresas, un ícono viviente, una canción ambulante, una voz y un sentir palpable que aun desborda amor por esta tierra apartada pero abundante en arte y quehacer. 

     Una madre fértil de sueños y esperanzas en un renacer cultural que supere a los mejores tiempos y que recoja los frutos de quienes, como Machelo Marín, han sembrado vida en la cultura deltana, donde él permanecerá por siempre, a la orden de quien lo busque en los linderos  de  Tucupita.

“El loco” de Casacoima


Simón Bolívar 
“El loco” de Casacoima
Apolinar Martínez


La importancia que el Orinoco, nuestro Orinoco, tuvo en el proceso emancipador no siempre se destaca con suficiencia y muchos episodios que transcurrieron en el Delta, suelen verse  a la ligera y lo más  doloroso, suele tenerse sobre ellos una desconocimiento insoportable. Tal es el caso de la travesía de El Libertador por lo que es ahora el Municipio Casacoima del Estado Delta Amacuro. Las tropas patriotas emprendían al comienzo de julio de 1817 la liberación de Guayana La Vieja y Angostura. “Ya se había logrado poner en aguas del Orinoco –reseña el General O’Leary en sus Memorias-una escuadrilla capaz de hacer frente a las del enemigo.  Brión acababa de presentarse con ocho buques , entre bergantines y goletas, y cinco flecheras bien armadas y tripuladas”. Bolívar tenía su cuartel general a tres leguas de Guayana La Vieja en un trapiche llamado Casacoima , situado sobre un brazo del Orinoco, del que dista una legua.
Mucho se ha escrito sobre la llamada “sorpresa de Casacoima”, “el delirio de Casacoima” y otros tantos calificativos para describir lo acontecido en ese lugar el 4 de julio de 1817.
Juan Vicente González, Felipe Larrázabal o Manuel Alfredo Rodríguez lo hicieron en forma épica y de una belleza sin par. Todos los biógrafos del Padre de la Patria han hecho por supuesto con mayor o menor amplitud, referencia al acontecimento. Pero nadie podría decirlo de mejor manera que uno de los participantes y por ende testigo de excepción del suceso en referencia.
El General Jacinto Lara “en carta que tengo a la vista”-O’Leary-así lo reseña:
“Fue el caso que El Libertador mandó salir del apostadero de San Miguel cuatro flecheras que bajasen el Orinoco a reunirse con la escuadra, dirigida por el Almirante Brión, que venía de Margarita. Al pasar por Guayana fueron atacadas y tuvieron que meterse en el Caño Boca Negra. “El Libertador –sigue Lara- se puso en marcha con todo su estado Mayor( Juan Bautista Arismendi, Pedro León Torres, Carlos Soublette, Jacinto Lara, Pedro Briceño Méndez  ) y otros que lo acompañaron y cuando llegamos a Casacoima , dispuso ir en persona a hacer salir nuestros buques a batirse. Los adversarios desembarcaron en la parte de arriba, nos tomaron la única salida que teníamos y donde habíamos dejado nuestras bestias. En ese estado no nos quedaba otro recurso que tirarnos al rebalso del Orinoco (¡laguna de Casacoima!) con dirección a la casa que distaba una legua del lugar”.
Según el propio Lara los primeros en llegar a  San Miguel, Caroní y Morocuer participaron que El Libertador había muerto, por lo que se formó cierto revuelo y hasta desmoralización ya que algunos quisieron irse por distintos rumbos.
Para fortuna de  la Patria y gloria eterna para Casacoima, Bolívar y sus altos oficiales pudieron atravesar la laguna y desde allí forjar ideas que le permitirían liberar a una porción esencial del Continente.
Pero luego de pasar la laguna de Casacoima quedan anécdotas para la eternidad.
El General Arismendi, uno de los que cruzó la laguna al ser consultado por  Bolívar cómo se había atrevido a lanzarse al agua sin saber nadar, respondió de una manera formidable: “Si en vez de agua hubiese sido plomo derretido habría hecho lo mismo para no caer en manos de los españoles ni vivo ni muerto”.
Dionisio asistente de Bolívar tenía desenvainado un enorme cuchillo del que no quiso desprenderse en momento alguno. Ante el requerimiento de Bolívar por qué no se había preocupado en preservar algo de mayor valor respondió: “Yo necesitaba el cuchillo mi general, para matar a V, E antes que cayera en manos realistas”.
Pero para que Casacoima quedara ligada permanentemente ligada a la liberación suramericana, tras salir de la laguna que sería tomada por los españoles, Bolívar no perdió su entusiasmo eterno y comenzó a deliberar sobre las futuras campañas que liberarían a Cundinamarca, a Quito y llevarían la bandera de la redención hasta el Potosí. Fue entonces cuando el capitán Martell  que estaba en la reunión no pudo contenerse y exclamó: Ahora si que estamos perdidos: “el Libertador está loco”.
Bendita locura podamos exclamar ahora los venezolanos y el resto del mundo

La "Bora" del Orinoco


La artesanía de los waraos elaborada en la orilla del Orinoco.
Texto y gráfica: 
Lcdo. Melquíades Ávila  

Los waraos tienen una especial forma de trabajar la artesanía utilizando materias primas desde la orilla del gran río Orinoco, un sombrero playero, un bolso de mano, un cinturón y hasta un envase de bebida fabricada a base de la bora, forma el conjunto de artesanías que este pueblo originario tiene la cualidad de tejer y procesar la materia obtenida directa desde la naturaleza.

La bora es una planta acuática que crece en las aguas del Orinoco, su multiplicidad es tal que se convierte en problema de navegación cuando no existe su control y esto, los indígenas waraos del Delta del Orinoco lo aprovechan para confeccionar sus artesanías y colocarlo en el mercado acorde con el mas exigente gusto exótico de los turistas que visitan a Tucupita y las comunidades indígenas.

Un acabado sombrero playero que se pasea por las exuberantes playas de Venezuela es originario  del Orinoco, el artesano indígena lo arranca en bruto desde las aguas del río, lo pone a secar durante un periodo prudencial hasta que obtiene un material seco y disponible para el trabajo manual que requiere el tejido del producto que tiene mucha demanda por los visitantes.

Co la fibra seca de la bora, el warao confecciona diferentes artesanías: las sandalias playeras, bolsos de manos, bolsos roperos, sombreros playeros, pulseras, cinturones y hasta prenda de vestir muy elegantes que impacta con sus características exóticas totalmente acabados por su novedosa belleza que se presenta ante los ojos del espectador.

No sólo, la bora es materia prima para la elaboración de las artesanías de los waraos, la palma moriche es la madre de todas artesanías que confecciona este pueblo que se autodenomina habitante de embarcación, puesto que de esta planta, propia de las zonas anegadizas, es fuente y base de la  cultura de los waraos.





LA IMPRENTA DEL PUEBLO





UNA IMPRENTA DEL PUEBLO
-Prensa Cultura-

El Sistema Nacional de Imprentas Regionales ha sido creado  con el propósito de dotar de una herramienta fundamental, a las escritoras y escritores de todo el ámbito nacional, dignificándolos a través de la publicación de cada una de sus obras y al mismo tiempo posibilita la circulación de ideas y pensamientos que nacen en todos los lugares del territorio venezolano. Es importante destacar que a nivel nacional se han publicado alrededor de 800 títulos beneficiando con esta ardua labor a un gran número de excelentísimos escritores.

El  Sistema Nacional de imprenta Capítulo Delta Amacuro es un proyecto impulsado por el Ministerio del Poder Popular Para la Cultura a través de la Fundación Editorial el Perro y la Rana, con el apoyo y la participación de la Coordinación de la Plataforma del Libro, Pensamiento y Patrimonio Documental  y la Red Nacional de Escritores de Venezuela, además de la Gobernación del Estado Delta Amacuro a través del Instituto de Cultura. Tiene como objetivo fundamental brindar una herramienta esencial en la construcción de las ideas, el libro. Este sistema se ramifica  por todos los estados del país, donde funciona una pequeña imprenta  que le da  paso a la publicación de autores, principalmente inéditos. La Imprenta en el Estado Delta Amacuro está representada por: T.S.U. César Colonna (Diagramador), Yennira González (Operadora), MSc. Arelis Marcano Coordinadora de la Plataforma del Libro por el Gabinete Estadal de Cultura, y las Profas.  Noritza Marcano y  Celina Marcano  pertenecientes al equipo de apoyo por la Gobernación del Estado.

En los actuales momentos, esta imprenta ha logrado publicar 43 libros de diferentes autores deltanos, ocupando el primer lugar a nivel nacional con el mayor número de libros publicados entre los cuales destacan los siguientes autores:

- Pedro Pérez Beria-Historia local,
- Jesús E. Araque-Política,
- Teodardo González-Poesía,
- WanelgyHospedales- Poesía
- SikiuTamoy – Poesía
- Miguel A. Lacourt – Poesía
- Daniel Yánez - Poesía
-Yordana Medrano - Poesía
- Cruz J. Marín – Historia Local
- José A. Zambrano –Galerón
- Edgar Milano – Poesía
- Maris Coll – Historia Local
- Antonia de Fermín – Historia Local
- Milany Peña – Documentación
- Enrique Mendoza – Poesía
- Héctor González – Historia Local
- Elías Vidal- Educación
- Fundación Show del Recuerdo “África Oraá”
- Juan J. Jaramillo - Novela
-Ligia Alvarado - Poesía
-Grisel Hernández – Historia Local
-Yraida Carrasquel –Cuento
- Manuel Cedeño – Poesía
- Ovidio Mora – Cuento
- Ismari Marcano – Poesía
- Policía del Estado Del Amacuro
- Juan Ramírez - Poesía
- Néstor Rodríguez - Décimas
- Ramón Ruíz – Historia Local
- Armando Navarro – Historia Local
- Edgar Milano – Poesía
- Betsabel Del Moral
- Contraloría General del Estado – Historia Local
- Sofía Vargas – Historia Local



  

Autismo


Autismo:
Vida bajo llave
 Dr. Abraham  Gómez 


Su origen incierto y las diferencias de criterios han obstaculizado durante años el camino hacia un tratamiento efectivo. Sin embargo hoy existe consenso en cuanto el carácter multifactorial del trastorno y la necesidad de un  abordaje temprano e integral para garantizar una mejor calidad de vida.
Científicamente no existe  una teoría que compruebe de manera indiscutible las causas de lo que hoy  se denomina Trastornos del Espectro Autista (T.E.A).
Aunque las hipótesis se multiplican, el porqué  clínico sigue siendo un enigma.
Se asocia el origen del T.E.A a la presencia de una disposición genética. Además son consideradas entre las posibles causas: disfunción neuronal, anomalía cerebral, trastorno gastrointestinal o contaminación ambiental producida por metales  pesados.
Sigue exponiendo la doctora Lilia Negrón, directora de la Sociedad Venezolana para Niños y Adultos Autistas (SOVENIA) por lo general son los padres quienes perciben algunas señales, como retardo del habla y ausencia de contacto visual; pues, los síntomas físicos que deberían alertar al pediatra en ocasiones pasan desapercibidos.
El mundo entero ha hecho suyo a las personas con tales condiciones. Se ha venido expandiendo el trabajo de la Fundación Confianza a las personas autistas con sede principal en Dubai (Emiratos árabes Unidos), la cual puede ser contactada a través de www.autismtrustfoundation.com .

Tucupita huele a ají dulce

En Estreno  Pauta la suerte Del Año Nuevo
Por Lcda. Rosana Ordoñez Vela

La navidad deltana comienza con la limpieza y el orden. Las casas se lavan y las paredes cambian de colores. Aparecen muros rojos, verdes, morados y rosados. Comienza la fiesta para esperar al Niño Dios y   recibir  el año nuevo.
Esa limpieza, se traslada a las personas. Las mujeres se arreglan el cabello, los hombres se afeitan y comienza una cuidadosa elección del estreno que marcará la abundancia y la prosperidad en el nuevo   año  que luce cerca.
Las alcaldías, cuando se ocupan de su trabajo y no se roban los reales, promueven concursos de ornato en las comunidades, que confieren al Delta un aspecto muy bonito, con luces, guirnaldas, flores y adornos de papel. Todo se torna más bonito, unido al bellísimos paisaje enmarcado por el soberano Orinoco.
Estrenar, para los deltanos es muy importante. “Si no  estreno, prefiero quedarme en casa”, me explicaba una chiquilla adolescente, pues eso significa que el año que se va no estuvo bien, y el hambre seguirá en el siguiente, mejor pasar agachado.
Pero en el Delta el dinero se mueve, las becas aparecen, ningún gobernante se atreve a demorar el pago de los aguinaldos y la comunidad aparece cargada de ropas y comidas para la fiesta especial.
Los guisos
Tucupita huele a ají dulce, curri, guayabita, papelón y canela. Las hallacas se hacen el mismo día. En Navidad y Año nuevo. A nadie se le ocurre tenerlas un mes en el congelador, como en Caracas.
Los perniles son infaltables, así como los dulces variados, con el de lechosa como rey de la mesa, acompañado por las delicias gastronómicas venidas de Inglaterra a través de Trinidad como la domplina, el bomfló,  aporte de Guayana, y los burritos de jengibre. La influencia de los católicos libaneses también se siente con la profusión de frutos secos y deliciosos dátiles que abundan en las panaderías de los portugueses.
En navidades, las calles deltanas huelen a guisos y a aromas. Los hombres de Tucupita tienen una gran virtud, les encanta cocinar, ayudan a matar al cochino, montan la candela, cortan las hojas de plátano. Toda una liberación para las mujeres, atareadas con los adornos, los vestidos y los arreglos para el gran día.
Se cocina bebiendo caña. Un traguito para el cochino y otro para el cocinero, quien termina llamando compadre al cerdito que está en el horno.
El Nacimiento
Impregnados por la tradición cristiana que auspician los descendientes de margariteños, rubios, hijos y nietos de canarios españoles, el nacimiento está presente en todas las casas, incluso en las comunidades originarias, debido a la influencia de los curas capuchinos. Son nacimientos distintos a  los andinos, sin montañas, ordenados, y colocados en sitios destacados del hogar.
Debido a su lejanía de los centros urbanos, los adornos con nieves, santas, muñecos son escasos, gracias a Dios, pues no pegan ni con cola en el paraje selvático e imponente. Pero ahora los chinos están en todos lados, y mientras practican el taoísmo nos meten a todos los cachivaches de la sociedad de consumo.
Los regalos
El intercambio de regalos decembrinos tiende a ser muy familiar, sólo los íntimos, poco se juega al amigo secreto, sin embargo cada niño tendrá su juguete, gracias a iniciativas como las de radio Oceánica que recoge muñecas y camiones entre sus oyentes y luego sale a repartirlos entre las comunidades más pobres.
El mejor obsequio lo constituyen las comidas, la ensalada de gallina que doña fulana le lleva a sultana a cambo del dulcito que hizo la tía de mengano y así, la casa se va llenando de manjares híbridos, con gusto a España, a Trinidad, a Guyana, a Líbano, a China, a Warao, a Delta, porque la gastronomía deltana es una de las más desconocidas del mundo, con sus peces de río enormes, sus pasteles de tortugas, sus babas  asadas, sus frutas maravillosas.
Los tejidos
Si el Hombre Araña fuese a Tucupita se enamoraría de todas sus mujeres, tejedoras ancestrales, que desconocen el significado de las maravillas que realizan. Deficientes políticas de distribución impiden a las tejedoras warao dar a conocer las maravillas de su cestería, y lo peor es que el aislamiento entre aborígenes y criollos han impedido mezclar las artes de la cestería con los magníficos tejidos de crochet que se encuentran en todas las casas recién almidonados, para recibir al niño Dios. Como en casi todos los poblados, el trabajo cotidiano, la alfarería, el tejido, la cestería tiende a ser despreciado mientras ocupa lugares de honor en las comunidades. Las casas deltanas estrenan tapetes, manteles, chinchorros, cubrecamas, tejidos por las abuelas, entre las conversaciones de las tardes frescas. Lástimas que las chicas andan más pendiente de comprarse una Barbie o una Hellow Kitti en vez de aprender ese arte ancestral de los tejidos.
El baile
Y sobre todas las cosas, la Navidad es baile. Los deltanos son los mejores bailarines del mundo desde que nacen, para ellos el moverse al compás de los ritmos no tiene secretos. Los niños  se  mueven desde la cuna.
En el Delta se baila en todos lados, las discotecas son pocas y costosas, pero las casas siempre tienen un patio para moverse. Se escuchan los discos más modernos, convive la música llanera con el reggae, el Calipso borbotea al tercer ron y todos están siempre dispuestos a echar un pie. Al llegar el año nuevo, entre bailes, risas y abrazos, con el estreno bien puesto, la pantaleta amarilla, un billete en el zapato y mucho amor, todos desean un año mejor… y siguen esperando.

Navidad Deltana


Navidad Deltana
Por: Laura Otero


Ciertamente, las tradiciones decembrinas son las más esperadas del año. Chicos y no tan chicos, se dejan envolver en ese halo de magia que encierra una fecha donde la celebración, el compartir con los amigos, armar el pesebre, el recibimiento de los parientes que llegan de visita, las gaitas, la decoración del arbolito y las hallacas con el famoso pan de jamón, inundan los corazones de esa ‘ansiedad sabrosa’ que llamamos Navidad.
En nuestro Estado, no somos ajenos a estas costumbres y es por ello, que en Huellas Tu Guía, quisimos dar un vistazo a las opiniones que nos dieron algunos habitantes de esta ‘tierra de agua’ y así descubrir: cómo se vive una Navidad en el Delta…
Fueron tantos los puntos en común entre la señora Zaida de Vallejo y el joven Francisco Lefebre, que no sé por dónde empezar: ambos comparten una fe cristiana que los impulsa a celebrar el nacimiento de Cristo, sin caer en lo que ellos consideran ‘tradiciones paganas’, como la decoración del arbolito y la llegada de San Nicolás, cuando el verdadero realce de esta fecha es la veneración de Jesús ante el pesebre. Por eso, ellos opinan, que existe el riesgo de que la gente vea la Navidad simplemente como un momento para celebrar, para dar, estar en familia y desear paz en la tierra. Se trata de eso, claro, pero solamente porque se trata primeramente de Dios que reconcilia al pueblo consigo en Cristo y abre el camino para que la humanidad participe de su vida divina. Aún así, ellos cuentan que lo mejor de esta fecha en nuestro Delta, ha sido el poder reunirse en familia, las cenas a las 12 de la noche con los hermanos de la iglesia pidiendo en oración el 31 de diciembre para que el año culmine en paz, trayendo consigo uno nuevo cargado de amor y unión, para todas y todos.
Muchos recuerdos bonitos vienen a la cabeza de la señora Zaida cuando nos comenta que añora esos días cuando, de joven, salía a patinar con sus hermanos y compañeros de clase; así mismo, cuando hacía la carta al Niño Jesús pidiendo el regalo de sus sueños. Ella, al igual que Francisco, se complacen gratamente al ver, año tras año, el arbolito gigante que se coloca en el Paseo Manamo, sitio que desde siempre ha sido el lugar de encuentro en nuestro pueblo, para ver y dejarse ver.
Luis Eduardo Jaimez, es otro deltano que nos contó que de niño “lanzaba tabaquitos para hacerle bromas a la vecina y mis amigos”; sin embargo, resalta que ‘se ha perdido la inocencia’ de los fuegos de artificiales, puesto que  actualmente los encuentra más peligrosos. Pero no todo es malo, Luis Eduardo nos cuenta, como en su Delta se hacían sanas competencias entre sectores, para determinar cual comunidad armaba el mejor pesebre. Él recuerda especialmente, como la señora Idalia Irazábal, su vecina en la carrera 3 de Delfín Mendoza se destacaba, con ayuda de los demás habitantes de la zona en cuanto a la compra de materiales, a armar el mejor nacimiento de Tucupita.
Para los más pequeños, la parte mágica de la navidad siempre será la llegada de los regalos y la elaboración de esa inocente carta donde se promete haber sido un buen niño durante el año. En el caso de Luis Eduardo, siempre contó con la ‘ayuda’ de su mamá, quien le sugería que regalos pedir. Claro, con el paso el tiempo entendió por qué siempre ella le brindaba su ayuda, al descubrir que era su propia madre quien le compraba los juguetes.
En lo que a mí respecta, la Navidad deltana es sin igual; por supuesto, comprendiendo que la situación económica nos hace adaptarnos a ser más humildes y que el espíritu navideño no se encuentra a desbordar por las calles; pero seamos más optimistas, alegrémonos al escuchar las gaitas, a compartir lo que tenemos con aquellos que necesitan más que nosotros, a darle vida los valores culturales de nuestro Estado, rescatando las costumbres de nuestros hermanos Waraos y sobre todo, a disfrutar sanamente y en familia.  
Así pues, los valores profundamente humanos como el amor, la solidaridad, la amistad, la compasión, la generosidad y el perdón que están siempre presentes en el ser humano, durante estos días afinan su profundidad y su sentido, y sobre su práctica se recrea la fe y la esperanza en el ser humano. Por eso, los invito a rescatar esas costumbres tan tradicionales que vivimos en Navidad, como lo son: asistir a las misas de gallo, incentivar la sana competencia entre sectores, decorando las calles, el intercambio de regalos (y de hallacas), brindar con un buen ponche crema y sobre todo, les pido que no perdamos esa inocencia que activa la riqueza interior del ser humano, donde reside el silencioso, pero  verdadero sentido de la navidad.