José Ismael Tablante, “el sastre de Mamá Nona”
Por:Jesús Aníbal Cornejo
El pintor José Ismael Tablante Álvarez, nació en Anaco, estado Anzoátegui,
un 29 de septiembre del año 1958, a pocos meses del derrocamiento de la
dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Hijo del deltano Miguel Tablante, un hombre
que llegó a esa ciudad en la década de los `50 atraído por el boom petrolero, y
de la Sra. Josefina Álvarez, una lugareña que abandona este mundo terrenal
cuando apenas José Ismael todavía era un
infante. “El hecho de haber quedado huérfano de madre a los siete años lo vi
como una odisea, un reto para proponerme cambios, para crecer”, relata el pintor.
Desde esa edad la familia paterna lo trae al estado Delta Amacuro, por lo
cual dice el propio José que, aunque no nació en esta región, es más deltano
que anzoatiguense. Aparte de su madre biológica, cuenta el artista que desde
que llega a Tucupita, comienzan tres mujeres a formar parte importante en su
vida: “la señora Lucía Tablante, esposa de mi tío, a quien le agradezco mucho;
la difunta Carmen Leonor Navarro de Moreno “Mamá Nona” y mi esposa Elaida Lira
Washinton, a quien conocí desde muy joven y me dio la dicha de ser padre de
tres hijas: Elaidys, Alennys y Thailenys”.
En su juventud también fue artesano y trabajó la sastrería hasta que
cumplió los 19 años de edad; según sus palabras, lo llamaban cariñosamente “El
Sastre de Mamá Nona”. “Hay una dato interesante – dice José Tablante –los
domingos acostumbraba a buscar las bolsas de compra que hacía Mamá Nona en el
mercado. En ese trayecto entre calle Mariño, donde vivía, y el mercado, estaba
la casa del abogado Pedro Dellán, un excelente pintor; él dejaba la ventana abierta y yo siempre me asomaba a
admirar las obras del pintor porque me gustaban mucho”, confiesa el
interlocutor con toda la franqueza que puede caracterizar a un artista de su
talla.
Pero fue en el ambiente de un partido político, donde José Ismael Tablante
Álvarez entra en contacto directo con las artes plásticas, a los quince años de
edad comenzó a ligarse con el Movimiento Electoral del Pueblo, el MEP, donde
dictaban talleres y donde adquirió sus primeros conocimientos de serigrafía y propaganda. Desde esa época,
comienza el artista a comulgar con los partidos de izquierda y a apoyarlos en
cuanto a la elaboración de material propagandístico, trabajando al lado de
gobernantes como Armando Salazar, Ramón Antonio Yánez , Yelitza Santaella y
actualmente, como miembro del Comando de Campaña Carabobo del PSUV Delta
Amacuro ,en la Unidad de Publicidad, Propaganda y Contrapropaganda.
Muchas historias que contar, entre las cuales merece mencionar que, un día
vio una revista donde estaba La Creación de Miguel Ángel, ésa que embellece la
bóveda de La Sixtina, y se dijo “si éste lo pudo, yo también lo puedo hacer, y
a la semana siguiente comencé a recolectar telas de las propagandas políticas,
compré un estuche de óleo y comencé mi primera obra : un retrato de Prieto
Figueroa”. Siguió pintando, hasta el año 1984 lo fue haciendo de una forma
autodidacta, cuando siente la necesidad de dar un giro total a su vida.
Renuncia a su trabajo como instructor en el Instituto de Atención al Menor INAM
y se traslada a Caracas para cursar estudios en la Escuela de Artes Visuales
Cristóbal Rojas, donde permanece durante cuatro años y se especializa en
dibujo. Regresa a Tucupita en el ´89 y comienza a trabajar en el Departamento
de Cultura del Gobierno de Armando Salazar.
De sus técnicas pictóricas, dice que al egresar de la escuela de artes,
adoptó como estilo la “pintura feística”, a hacer una pintura no para el agrado
de la gente; se va al extremo: mujeres abortando, temas que provocan repulsión,
ya que era lo que percibía de la sociedad de aquel tiempo. Sin embargo, explica
el artista, que una vez en el Delta Amacuro, se tranquiliza: “la vegetación me
aquieta el alma, surgen nuevos elementos mágico-religiosos, veo el espíritu de
las aguas del río, la Diosa Vegetal que comparte con otros animales de la
selva”, y agrega: “en esos encuentros aparece la Mandrágora, ese elemento que
puedes observar en gran parte de mis obras, de la mitología griega, un animal
que no se logra determinar lo que es, puede ser un caballo, un chigüire, se le
pude dar el nombre que sea…es mi Mandrágora”.
En los momentos actuales, el pintor José Ismael Tablante Álvarez, “El
Sastre de Mamá Nona”, el de la “pintura feística”, o simplemente José Ismael,
está “haciendo un análisis de lo que es el sincretismo, y en búsqueda de la luz
como portadora de la justicia, donde aparecen Arcángeles, deidades y la
Mandrágora recorriendo el espacio del Delta”. Entre sus innovaciones están unas
obras cuyas texturas proceden de la arena del río, arena
ligada con cola blanca, resina y otros aglomerantes. Sus obras se han paseado
por los más prestigiosos salones de arte del país; en su colección se cuentan
más de trescientos cuadros, más de mil dibujos y seiscientos murales. Lcdo. en
Desarrollo Cultural por la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos,
no sólo vive del arte, sino también de sus propios proyectos publicitarios.
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